martes, 23 de marzo de 2010

QUE PASA CON EL AÑO 2012?



2012 (MMXII) será un año bisiesto comenzando en domingo en el calendario gregoriano.
Según algunas creencias New Age el año 2012 estaría destinado a ser un gran año de transformación. Existe desacuerdo entre los creyentes sobre si en el año 2012 tendrá lugar el fin de la civilización, o si en cambio la humanidad se elevará a un nivel superior.1 No hay evidencia científica de ningún tipo que soporte estas creencias. Numerosas fuentes esotéricas interpretan la finalización del décimotercer ciclo B'ak'tun en la cuenta larga del calendario maya (que ocurre el 21 de diciembre según la correlación más confiable) como indicación de que tendrá lugar un cambio importante en el orden mundial.

Varios autores han publicado libros en los que proclaman que en el año 2012 ocurrirá un gran evento que transformará al mundo:

• En el libro El código secreto de la Biblia publicado en 1997, Michael Drosnin afirma que de acuerdo a ciertos algoritmos del código secreto de la Biblia, un asteroide o un cometa chocarán contra la Tierra.

• En el libro 2012: The Return of Quetzalcóatl publicado en el 2006, Daniel Pinchbeck discute varias teorías de un despertar mundial a una "conexión psíquica" que ocurriría en el año 2012, creándose una noosfera.

• En el libro Expediente J publicado en el año 2008, M. G. Harris afirma que se producirá una conjunción astral a nivel galáctico que provocará la destrucción de todos los aparatos eléctricos del mundo.

Los mayas y los egipcios sabían mucho acerca del cielo y, probablemente, la civilización que los antecedió sabía mucho más. Recién hoy la ciencia moderna está a nivel como para confirmar la veracidad de los datos recopilados por nuestros ancestros y ponernos a pensar sobre el significado de palabras como “primitivo”, “creencias animistas”, “astrología”, “atlántida”, etc.
Personalmente estudié las profecías de Chilam Balam, como parte de un estudio general que realicé sobre la civilización del México antiguo y me sorprendió la exactitud de algunas, careciendo de material y conocimientos como para confirmar las restantes.

Lo cierto es que gran parte del material rescatado “por milagro” de la destrucción de los invasores y clérigos colonizadores, aún no se ha descifrado.
Los mayas tenían, según se dice, un calendario que reunía varios tipos de medición del tiempo y está considerado el más perfecto instrumento de este tipo, más exacto y completo que los modernos.

Una de estas visiones abarca períodos de 52 años, que, relacionados con otra de períodos mayores, indican al año 2012 y, más exactamente, al 21 de diciembre de ese año, como uno de especial importancia por los cambios dramáticos que se producirán. Esta predicción se ajusta, también, a otras provenientes del Egipto antiguo.



En las dos últimas décadas ha ido tomando cuerpo en los ambientes new age y en determinados círculos indigenistas americanos la creencia de que el 21 de diciembre de 2012 se producirá un acontecimento a escala planetaria que cambiará el rumbo de la humanidad. Catastrófico para unos y anunciado como esperanzador por otros, el supuesto final del calendario maya empieza a despertar las suspicacias de otros expertos, que ven el fenómeno del 2012 como una expeculación carente de base en la tradición maya más genuina.

La humanidad parece condenada a depender de los ciclos, incluso de aquellos que ha creado artificialmente como es el caso de los calendarios. Los temores milenaristas lejos de quedar atrás con la llegada del año 2000 se resisten a desaparecer y mutan cual virus de la gripe para adaptarse a las nuevas circunstancias. Ya sea por la latencia de un posible conflicto bélico a escala planetaria, por el desencadenamiento de desastres naturales, la aparición de nuevas enfermedades incontrolables o por la cada vez más inquietante posibilidad de que un cuerpo cósmico pueda cruzarse de forma fatal con la órbita terrestre, lo cierto es que parecen existir para las mentes más catastrofistas motivos de peso para estar preocupados.

En este contexto, aunque no siempre con un enfoque pesimista ni destructivo aunque sí regenerador, emerge en muchos países americanos y europeos un movimiento new age de claras influencias indigenistas que promulga la inminencia de un acontecimiento a escala planetaria que cambiará por completo a la Humanidad. Anunciado por unos como purificador a través de convulsiones catastróficas vinculadas al sol que purgarán al planeta y a la humanidad de nuestra actividad agresora, y como sutil pero simultáneamente perceptible e imparable para otros, lo cierto es que todos parecen coincidir en una misma fecha para fijar tan determinante acontecimiento, el 21 de diciembre del año 2012, día arriba día abajo pues muchos apuestan por el 23 del mismo mes. La razón no parece a priori el producto de una súbita revelación, sino que es presentada como el fruto del estudio del calendario maya, que parece fijar para el Solsticio de Invierno de ese año el fin de la llamada cuenta larga, un cómputo calendárico vigente entre los mayas del periodo clásico y abandonado mucho antes de la llegada de los conquistadores.

En uso por tanto entre los siglos III y X de nuestra era, la cuenta larga representaría un gran ciclo de trece b’aktun, periodos integrados por 144.000 días o 394 años aproximadamente, que sumaría un total de 5126 años contados entre el 11 de agosto de 3114 a.C. hasta el día del solsticio invernal de 2012. Aunque se afirma que algunas tradiciones mayas parecen referirse a esa fecha como la de la extinción del “Quinto Sol”, en el que estaríamos actualmente viviendo, así como al final del “Calendario Maya” aludiendo con ello a la conclusión de un ciclo mucho mayor que aglutinaría cinco cuentas largas, que en conjunto ascendería a 25.630 años, lo cierto es que el estudio pulcro de la cultura maya no parece incluir esas referencias. No obstante, cuando menos resulta llamativo que éste gran periodo de tiempo inconcebible para cualquier civilización que haya existido sobre la Tierra, se aproxime de forma más que notable al de la precesión de los equinoccios, de 25.920 años, fenómeno que tal vez la desarrollada astronomía maya pudo llegar a calcular. En cualquier caso, los defensores del efecto transformador del 2012, que basan sus cábalas en interpretaciones muy subjetivas de la tradición maya y en elementos tan poco contrastables como las revelaciones de guías del plano espiritual, refuerzan la endeblez de sus argumentos aseverando que los expertos en física solar han pronosticado para ese año el pico máximo del activo ciclo solar actual, apuntillando que los astrónomos mayas ya estaban al tanto de tal evento y de sus múltiples consecuencias.

1 comentario:

  1. Esta es un pequeño resumen de la realidad, por tanto no debemos dejar pasar todas estas situaciones evidenciadas en nuestro entorno, deben ser afrontadas con responsabilidad y seriedad y no creer que sean solo ficciones por unos cuantos...

    Diana Agudelo

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